A veces nos da miedo cambiar, a cambios de todo tipo, ya sea irte de tu zona de confort o cambiar la marca de los macarrones que te haces cuando no tienes ni idea de que comer. Estamos acostumbrados a acostumbrarnos, así de simple. Por no cambiar la rutina, seguimos día y noche haciendo todo el rato lo mismo. Nos acabamos agobiando por el cansancio que nos supone saber lo que va a pasar justo después de lo que estamos haciendo. Y en realidad, ¿qué nos pasa? tenemos miedo a que las cosas no nos salgan bien, tenemos miedo a decir algo que queremos decir desde hace mucho, tenemos miedo a decir lo que quieres hacer realmente con tu vida, tenemos miedo a decir quienes somos o quienes queremos ser, tenemos miedo a que nos juzguen. Esto me lleva a pensar, ¿realmente tenemos miedo al cambio o tenemos miedo a la gente y lo que te puedan decir?
no hacemos un montón de cosas porque vas a decepcionar a alguien, te van a mirar mal o te van a decir algo.
yo sola he llegado a la conclusión que no nos paramos nosotros mismos al cambio, sino que nos paran los demás, ya sean tus amigos, tus padres, tus compis o la señora que te ve todos los días con las pintas cuando compras el pan.
Creo que deberíamos estar más atentos a lo que sentimos cada uno y dejar que los demás solo miren como tu haces lo que quieres, las críticas vendrán, pero realmente estas haciendo lo que quieres hacer, estás viviendo tu propia vida, no la de los demás.
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